sábado, 3 de septiembre de 2011

ENDURO DE MATAR (*)





Emblema ochentero de la extinta Atari que emboba a millones de niños en el mundo, Enduro, era el juego estrella de la popular consola de vídeos que acompañaba las tardes post tareas de colegio.

La complicidad de la interminable carretera y el recorrido del bólido con sus temerarios obstáculos, quedó grabada en la memoria de un grupo de amigos que mucho tiempo después optaron por bautizarse como el juego para hacer música.

Aunque la aventura ya lleva un quinquenio, es recién este 2011 que el grupo decide grabar un EP que centra su atención en bases electrónicas al grado que han prescindido de la batería analógica para dar paso a la programación dando como resultado un sonido que ellos mismos ubican entre el pop y el noise rock, aunque se dejan escuchar algunas reminiscencias shoegazing.

Este prolongado periodo para presentar una primera producción que aún tiene deudas por el sonido amateur, se debe al proceso de identidad que pasó por la transición de ser primero un quinteto y tener otro nombre (cuando eran “Hock” grabaron algunas maquetas); aunque para ellos el tiempo sea un mero trámite en su proyecto final que es hacer música con cero presión y total comodidad.

Por ese mismo motivo será improbable que se escuche su propuesta en medios convencionales, quedando relegados al mundo del ciberespacio que en muchos casos termina por ser refugio de sobriedad, pero visto desde el lente particular de la subjetividad el reconocimiento parecerá incierto.


Enduro, conformado por Víctor Hugo Linares (voz), Andrés Goyzueta (bajo), Mauricio Valdivia y Alex Fernández (guitarras) lo saben muy bien y por ello siguen en la carretera a la espera de un nuevo obstáculo.


SONIDO AMOR (*)



A puertas de cumplir bodas de oro como locutor y responsable directo de cientos de declaraciones, confesiones y hasta algunos matrimonios (de sus oyentes), Percy Gallegos Fuentes, es un sempiterno romántico.


Especializado en canciones melosas, Percy, es un precursor de las emisoras retro de la capital que en la actualidad concentran audiencia con inusitado éxito, aunque para él esa tendencia no representa ninguna novedad porque practica ese estilo desde 1963 con sus programas.


Estando aún en el colegio tuvo la oportunidad de conocer el mundo de la radio apadrinado por el recordado Guido Díaz Rivera en Radio Arequipa; aunque su debut oficial al mando del micrófono y produciendo sus propios espacios serían en las cabinas de Continental que irradiaron “Resonancias Musicales”, “Sesión juvenil con Percy y la discoteca del oyente” y su clásico “El sonido del amor”.


Éste último programa se sigue transmitiendo por la FM de Radio Melodía y si para algunos parece inocuo; su amplia pauta publicitaria así como las constantes llamadas telefónicas solicitando una canción o mandando saludos, indican la plena vigencia del espacio radial y de su conductor que ha sabido reinventarse a través de las décadas.


Especie en extinción que vivió la época de oro de la radiodifusión arequipeña, Percy Gallegos, evoca a éstas añejas emisoras de potentes transmisores que se escuchaban en todo el sur del Perú y fuera de nuestras fronteras, con cientos de cartas como testimonio.

Hidalgo andante que no le afecta los molinos de viento de ritmos modernos, resiste estoico el paso de los años, porque mientras existan enamorados vivirá “El sonido del amor” en el receptor.


(*) JUNGLA DE CEMENTO, edición regional LA REPÚBLICA 25.08.2011



jueves, 18 de agosto de 2011

BIÓGRAFO OFICIAL (*)

Invitado frecuente en programas de TV de su país para abordar temas vinculados a la influencia del rock en la sociedad y fuente obligatoria del género por donde vaya, Sergio Marchi, es un notorio periodista argentino.

Como la notoriedad nunca es homogénea, lo ha perseguido por igual la controversia y polémica de sus escritos, así como el amor y odio de sus lectores; sentimientos comunes en Marchi, que se hizo de un nombre a punta de consolidar una especialidad dantesca para nuestro país: periodista de rock.

Los cinco libros que tiene bajo el brazo abarcan la intrincada vida de Charly García en “No digas nada” (1997 y 2007); los personajes que dieron vida al dial argentino Cinta testigo: la radio por dentro” (2002); la impronta generacional del público con "El rock perdido" (2005); la individualización histórica del cuarteto de Liverpool en "Beatlend: Los Beatles después de Los Beatles" (2009) escrito al alimón con Fernando Blanco y la azarosa vida del blusero Norberto Napolitano en “Pappo, Biografía del hombre suburbano” (2011).

A raíz de su última entrega, Sergio, ajusta la agenda para visitarnos en setiembre con motivo de la III Feria Internacional del Libro como parte de los autores extranjeros presentes en esté cónclave literario que cada año se consolida como referente cultural en la zona sur del país.

Conocido por la mayoría como el biógrafo oficial de Charly García (que curiosamente se presenta este fin de semana después de casi un cuarto de siglo de su primera visita), Sergio Marchi es un referente obligado no sólo del género musical; es fundamentalmente un cronista que ha sabido ligar la historia del mundo con los riffs de una guitarra.

Publicado en JUNGLA DE CEMENTO el 18.08.2011 en la edición regional de LA REPÚBLICA:

http://issuu.com/larepublica_peru/docs/reaqp180811


jueves, 11 de agosto de 2011

CABLE A TIERRA (*)


A estas alturas Aldo Linares es un ciudadano del mundo y tal vez este más ligado al Viejo Continente que al suyo, sin embargo, nunca olvida su ciudad y sus orígenes.

Hace dos décadas se marchó a España en busca de mejores oportunidades y casi de inmediato el destino lo puso frente a Alaska (que se hiciera tan popular en nuestro país por el dúo con Dinarama) que por esos años conducía el club “Morocco” donde se inició como DJ para luego hacerse más conocido en el salón “Maravillas”.

Su experiencia de “pinchadiscos”, el contacto frecuente con bandas europeas y el deseo colectivo de un grupo de visionarios españoles hizo realidad que en el municipio de Benicàssim (provincia de Castellón), se creara uno de los festivales de música independiente más respetados del mundo.

El evento que el mes pasado deslumbró la costa del Mar Mediterráneo con figuras como The Strokers, Arctic Monkeys o Arcade Fire (por citar sólo algunos), tuvo además al arequipeño Aldo Linares como DJ invitado formando parte del cartel de artistas que fue apreciado por los 200 mil visitantes que este año convocó el Festival Internacional de Benicàssim (FIB).

Pero Linares no sólo apertura las fechas del FIB, su participación se remonta a los orígenes mismos del festival en 1995 cuando fue convocado para formar parte de esa élite privilegiada que trabaja todo el año en la organización de un evento que sólo este año generó un movimiento comercial de 18 millones de euros.


Poeta y pinchadiscos, Aldo por estos días disfruta la recta final de sus vacaciones en su terruño de origen, cimentando con la entrañable amistad de siempre ese poderoso cable a tierra sentimental que anualmente lo trae a casa.

(*) JUNGLA DE CEMENTO, La República 11.08.2011

sábado, 6 de agosto de 2011

EL ARTE DE LA ESTÉTICA (*)

Artista en el amplio sentido de la palabra, Richard Nossar es tan ecléctico como su propia obra y a la vez profundo en su particular visión del mundo que lo lleva por igual explorar sonidos e imágenes.

Es esta combinación mordaz la que podría definir su sello característico que además conlleva un referente vintage con raíces en la psicodelia de fines de los años sesenta y que de manera soterrada se refleja en su obra.

La estación de este viaje sin retorno se ubica en los recuerdos de Richard, cuando evoca al niño de nueve años que era él recibiendo la “Polaroid” de regalo y descubriendo la magia de perpetuar escenas.

Ya de adulto sus estudios de diseño gráfico y fotografía complementaron su sed de conocimiento que el periplo empírico ya había desarrollado con creces en búsqueda de ese estilo propio que todo artista desea imprimir en sus espectadores.

Con exposiciones en Lima, Cuzco, Barcelona y Arequipa, Richard Nossar es un fotógrafo errante que se siente cómodo en nuestra ciudad; y si bien el mercado local se presenta austero, la variedad de galerías y el entorno amical hace que esa debilidad fortalezca su carrera.

Su última colectiva “El arte de la ignición”, (desde hoy en el Cultural Peruano Alemán) recoge treinta fotografías mayormente tomadas en la región con resultados sugestivos merced al uso de filtros y depuradas técnicas de revelado.

Músico (fundador de “Don Juan Matus”) y fotógrafo, Nossar, es el reflejo de su alter ego que ve líneas imaginarias en vez fronteras; es el resultado del torbellino de emociones que combina luces y sonidos; es el niño del ayer que aún juega con su “Polaroid” buscando la imagen perfecta que muestre su alma estética.

(JUNGLA DE CEMENTO. LA REPÚBLICA ):

http://www.issuu.com/larepublica_peru/docs/elgransur040811